MIO, LO
MIO, TODO ESTO ES MIO…
Hoy por vez
primera en mi vida quiero practicar el egoísmo; quiero recoger todo lo que es
mío.
Cuando nací era
media noche, bajo la lluvia, en un automóvil. Nada tenia; nada heredé, solo las
gotas de la lluvia refrescante que lavó
mis rasguños, limpió la sangre y alivió a mi madre del dolor de parirme. Solo
los pañales se ajustaron a mi cuerpo, y esos, como todo lo exterior, se
cambian, se quitan y se ponen otros nuevos incesantemente… que la única
vestimenta que perdura es la coraza de sueños, o la de miedos, o la de puro
derrotismo interior… y esas viven y se alojan en el alma y el corazón, que no
en la piel. Nada tengo; nada soy. Todo ha sido creado antes de que yo naciera,
y todo queda cuando uno parte hacia el viaje final. Aquellos que echan prendas en un sarcófago
solo alimentan los bolsillos del sepulturero deshonesto o el de los buitres
humanos que pululan entre las tumbas del cementerio.
Lo mío es un
absurdo; nada es eterno, nada es propio. Las joyas, las riquezas, el poder, las
posesiones físicas, como la sal del agua siempre quedan aquí abajo; solo el
espíritu, como el vapor del agua se eleva a las alturas. Por eso quiero recoger en un suspiro todo lo
que me pertenece, lo que he logrado, lo que me han dado; solo en un suspiro lo
guardo todo, lo demás no es mi reino, lo demás es la bruma de un atardecer que
pudo ser muchas cosas, y no fue ninguna, de un sueño que pudo haber sido glorioso,
y fue de golpes, tropezones y aprendizaje que nunca llegó a su fin.
Hoy yo miro a mis
estantes, mis gavetas, mis libreros, mi pantalla; muchas letras, garabatos,
reflexiones, memorias, sueños, experiencias….Nada….y Todo. Los espacios cada día son menores y las
necesidades diarias demandan más de cada uno de nosotros sin darnos nada a
cambio.
Con la muerte en
un tiempo crecían los valores acumulados de las familias aunque solo fueran
recortes de papeles mojados, pero hoy no; hoy cada uno de los seres vivientes
en este mundo acelerado está ocupado en la carrera mortal de ganar un mendrugo
para su mesa, la moneda está recargada
de ceros y el papel vale solo eso, -papel.
¿Qué, pues es lo
mio? Menos que un suspiro, una burbuja
que salta de la jabonera y se pierde entre mis cabellos ausentes. Mañana en y por el incinerador de la ciudad
las cenizas de mis letras esparcidas en pantanos de relleno sirven al menos
para un fin. Esa es mi herencia, es la de todos, como dice el cura al despedir
el duelo de un muerto junto al hueco que espera bajo la tierra: ¨Tierra a la
tierra, cenizas a las cenizas,¨ mis huesos quemados (¡Oh, perdón, incinerados)
y mis escritos, esos SI, quemados…
Mientras en esos
momentos en la cama de un hospital da su
primer grito un bebé que nace, que trata de anunciar que ha llegado el nuevo
profeta, el nuevo día… es mi relevo, es el nuevo soñador que recoge la batuta y
a lo mejor llega dirigir mi orquesta que
no ha sido.
Hoy he decidido,
digo, recoger todo lo que es mio en un suspiro, en la bocanada de humo de un
aromático puro, en la burbuja juguetona
de la ola que se reventó contra el arrecife en su carrera loca en busca de una aventura;
en la sonrisa del cocodrilo antes de
engullirse el becerro...que es lo más grande que puedo tener y en la carretera
un viandante cansado que solicita el alivio de parte del rico automovilista que pasa inconsciente que se ríe y se
aleja. Mi vida es esa flor de un día que
se abrió al amanecer creyendo que era
una rosa y no llegó a ser más que una yerba a la que se le recortan las espigas
cada semana. Hoy quiero recoger lo mio, clamar
mis todos y mis menos, tomar mi desvencijada lira y sentarme a la orilla
del mar con un caracol ahuecado a tocar trompetas hasta que un cangrejo sociable se acerque a mirarme… y yo a él.
¿Qué soy, quién
soy?
El pobre destello
apagado de la luz que quiso ser faro y nunca pasó de ser yesca extraviada
debajo de las arenas y cenizas abandonadas por unos jóvenes que festejaban el nacimiento
de una abeja enloquecida. Si, porque somos algunos quienes nacemos ya con el
cerebro trastornado, y siempre queremos rehacer los pasados de otros mundos, de
otras dimensiones en que hemos vivido, y tal vez amado, porque ser loco es solo
del alma, el cuerpo no sabe de esas cosas del espíritu, del existir ni por de qué
estamos aquí. Todo lo que es mio está
aquí en mi pecho, acurrucado entre mis
brazos, atado a mis sueños, … ese es el conjunto de nieblas que aparecen en mis
madrugadas y se alejan cuando el sol pretende calentarlas por miedo a la
claridad.
Todo lo mio es
bello, porque es burbuja al sol; y según vuela en mis sueños tornasolados de
mil colores que resaltan y se alejan con el soplo de la brisa, como se muestran
las caras del amor, la amistad, las joyas y las riquezas al vivir antes de
abandonarte cuando llegas a la puerta de la sepultura.
Mi vida no es mi
propiedad, lo mio es la nada, la niebla, el brillo del sol, la risa de la luna,
la ilusión de querer ser algo y la realidad de no ser nada. Con nada nací, con
nada vivo, con nada moriré.
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