Miré al sol del amanecer desde mi rosal, y allí estaba tu retrato en medio del astro rey. No se cual era más fuerte al penetrar mis ojos, la luz del sol o el brillo de tus ojos, ni tampoco se como puede algo tan pequeño querer competir con ...
algo tan grande.
Luego miré al sedero que se extiende por el valle entre las montañas y se pierde al cruzar el rio... Más allá el perfume de los aromales tiraban del corazón de un viejo trovador que sentado a la orilla del camino cantaba sus ya cansadas melodías en las que ensalzaba tu belleza...
Casi como el espíritu que vaga entre los cielos y se pasea por la olas mañaneras miré al horizonte cargado de ilusiones, y un ave regalona pasó sobre mis sienes dejando una visión de tierras ausentes, de vidas ajenas, de soñadores sin uñas, de serpientes sin veneno, de nubes violeta que nadie vio jamás. La luna llegará esta noche y tal vez se pose en mi jardín, pero ya yo estaré lejos, la muerte no perdona. Los espíritus de la nieve vagan en pequeños copos de luz azul que brillan en las auroras como los ojos del pez nadando en la madrugada por los bajos del atolón más lejano en un océano de ilusiones insatisfechas porque me quedé sentado en mi rosal esperando por un beso.
El viento sacudió la rama del rosal y esta me tocó en los labios con seductora ilusión, pero me clavó la espina y luego me dejó la flor rozándome el pecho como si los senos amados quisieran decirme….
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Casi como el espíritu que vaga entre los cielos y se pasea por la olas mañaneras miré al horizonte cargado de ilusiones, y un ave regalona pasó sobre mis sienes dejando una visión de tierras ausentes, de vidas ajenas, de soñadores sin uñas, de serpientes sin veneno, de nubes violeta que nadie vio jamás. La luna llegará esta noche y tal vez se pose en mi jardín, pero ya yo estaré lejos, la muerte no perdona. Los espíritus de la nieve vagan en pequeños copos de luz azul que brillan en las auroras como los ojos del pez nadando en la madrugada por los bajos del atolón más lejano en un océano de ilusiones insatisfechas porque me quedé sentado en mi rosal esperando por un beso.
El viento sacudió la rama del rosal y esta me tocó en los labios con seductora ilusión, pero me clavó la espina y luego me dejó la flor rozándome el pecho como si los senos amados quisieran decirme….
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