ESCUCHAME
Por
Gilberto Rodriguez
Déjame escuchar el silencio de mi voz callada;
Déjame nombrarte con mi voz sin ecos,
Mírate en la fuente peinando las trenzas
Del atardecer cual niña mimada.
Mírate en la luna
En la madrugada,
Corre por los vientos allá en la montaña…
Haz como te plazca, te divierta y rías
Pero en silencio estar un rato a solas…
A solas conmigo, con mi espíritu, con mi ego,
Con mi silencio.
Quiero estar en el silencio exterior
que no comprendan
Para que el ruido extraordinario de la cascada
De mis pensamientos
Ruede y ruede
Montaña abajo
Y me permita
Caer, vivir, soñar, correr, agonizar
Y por sobre todas las cosas
Que me permita estar
A solas en el silencio conmigo.
Allá afuera retumban
Nefastos tambores de lucha
En su eterno correr
De vaivén de ola humana
De ambiciones y molicie,
De placeres y feudos,
De risas a costa del alma
Y de melodías que buscan
Emocionar carreteras.
Pero aquí,
Aquí en la soledad de mis adentros
Vive un caudal de voces,
De emociones,
De sueños,
De ideales,
De colores,
De sonidos,
Historias
Y horizontes…
Aquí dentro estoy -¡mejor aún-
Quiero estar
A solas conmigo.
Al fin y al cabo
Que yo vivo
Como aquel del Gran Guignol:
Riendo en el escenario
Y solemne en el interior.
Me gusta la multitud
Pero en medio de ella
Estoy muy solo.
Más no con esa soledad
Que a los hombres tanto asusta,
-¡porque hay que ver cuánto temen los hombres a la soledad!
¡No yo, no a mí!
A mi la soledad me permite
El privilegio de reunirme
Conmigo mismo
De vez en cuando…
Mirarme al espejo
Del alma…
A veces soñar…
Y a veces, también
-¿Por qué no?-
Volver por un rato
A ser un poco niño.
Si cantas entre las montañas
Oirás tu propio eco al retorno
Porque las piedras
Te harán reverberante coro.
Y eso es hermoso.
Pero si cantas
En el silencio
De tu soledad interna
Tendrás por espectador a tu propio ser,
Y nadie podrá repetir tu melodía
Porque al silencio nadie lo copia.
Y no es lo del ermitaño
Que se refugia
Que se refugia en la caverna
Para huir de la sociedad;
Del recluso,
Que huye del mundanal ruido
Porque siendo muy parte de aquello
De que se aleja
Quiere evadir la responsabilidad
Social que convivir reclama.
No; nada de eso.
Esas son cosas probablemente enfermizas.
Cuando yo estaba en prisión
Lo veía a diario
Y en las películas
Siempre lo enfatizan,
El castigo que impone el carcelero:
“Reo, a confinamiento solitario.”
Yo, en mi absurda vida
Sentía cierta paz interior
Cuando me imponían la soledad.
¿Loco? Tal vez.
Más…
Cuando estaba a solas tenía
Mi propia compañía…
Era mi propio compañero de celda.
Me miraba a mí mismo,
Me hablaba sin palabra pronunciada,
Me aplaudía y me criticaba.
Mantenía mi exterior
Visible en paz y sereno…
…mientras que en la entrañas
Trinaban las aves,
Molían los molinos,
Avanzaba el bien
Y se enhebraban
Agujas con sedas,
Y oro para un futuro mejor.
Y cuando me he pasado de tonto
Mi ego me ha criticado,
Cuando he querido
Soñar demasiado
Mi propia mano me ha dado
La proverbial bofetada
Que nos devuelve a la realidad,
Despertándonos
Como cuando
Hablando tonterías
En medio del nocturnal sueño.
¿Quién puede tejer la trama de una novela
Sin quedarse a solas con sus personajes?
Si me ven solo
Estoy con ella,
Estoy conmigo.
Estoy en vela
Soy mi propio amigo.
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