En la entrada del cielo hay un guardian vestido de nieves y de chamarra, y otro cargado de ricos vestidos y coloridos adornos. Los dos son iguales, pero están asi para darle al que llega un opción. ¿Quieres ir por los caminos del infinito con la realidad de los pobres? Vas por la puerta del guardia empobrecido... Pero prefieres viajar por los caminos de la eternidad en un coche de oro y brillante...s y sentirte dueño del mundo, ya sabes donde está tu puerta. Hasta ahi llega el hombre con sus ambiciones y pruritos; la tierra de sus zapatos y su cerebro queda en las puertas. Dios solo nos permite entrar desnudos de alma, libre de ambiciones y de riquezas terrenales. Una vez en el salón interior, no necesitamos maquillajes, ni coches, ni riquezas, en el cielo todos somos espiritus iguales. Asi fuimos creados, asi somos recibidos, asi somos eternos. ¡AMEN!
No hay comentarios:
Publicar un comentario