10 dic 2010

MI ANCLA FAVORITA

 


Desde chiquitín me enamoré de un ancla. Herrumbrosa, esbelta, su brazo al lado
de la cadera, imponente en toda su majestad, lunares de ostras en sus caderas,
piernas que atrapan y sujetan desde la más leve de las arenas hasta la más feroz
y coralina roca...

A su lado yo me cantaba mis propias improvisadas canciones, la tocaba con el
pie, delicadamente para no ofenderla y con la carita le acariciaba la cruz
mientras pasaba con cariño mi cabellera por debajo de su cruz. El aire venia del
mar con melodias de sirenas atraidas por el verdor la costa y orientadas por
aquellos grandes veleros que nos traian el arroz, las sedas y las lozas de
China, las maderas de tea de Birmania y las románticas cadenas de colgar sus
anclas debajo de sus blancas velas. El mundo recalaba en esas horas sobres las
playas de mis propios sueños. Tierras lejanas, velos de seda, ojos que tratan de
verte a hurtadillas, risitas ingenuas de tiernas doncellitas muy nuevas aún para
decir que aman y mis ojos que llevan en su búsqueda de los horizontes mi
espirirtu que nació ya sabiendo viajar. Tal vez he vivido antes. No se, sabios
dicen esas cosas, yo muy poco se.

Una ola de pronto me arranca de alli. Flotando no se en que barca navego hacia
el porvenir. Hoy tengo sueño. Ellas me cuidan; dicen que me aman. No sé, aún soy
muy niño. Aún hoy no entiendo, no se.
Pero todo lo que flota navega, todo lo que navega llega a puerto un dia y en
cada puerto le espera un amor. Un nuevo amor. Uno de esos casos que las gentes
sin arte en sus venas se atreve a llamar amor. Mañana parte mi nave. Mañana
levanto el ancla. Tal vez al levantar mi ancla desgarre tu corazón. Tal vez
tengas la buena fortuna de poder alegrarte de mi ausencia, no se, se muy poca de
esas cosas de amor. Solo sé que te senti muy cerca. Muy cerca de mi...Levanto el
ancla. Recuerdo mi ancla y pienso en mi ancla...

¿Pero qué haces tú aqui? Ya estoy lejano en el mar, andamos a toda vela y en el
último puerto te dejé. Si, te dejé. Alli, alli al pie de mi ancla, la que de oro
y brillantes a tu cuerpo le colgué...
Ya, ¿es el determinate adiós porque mi nave ha partido, o es acaso el principio
de un romance? ¡Qué poco del amor yo entiendo, soy un ancla!

Un ancla es como sus eslabones, todos iguales, cada uno semiovalado, cada otro
es igual...mas, no todo es igual. Siempre hay un más, la cubierta lo muestra,
uno al grillete se agarra para sostener el ancla. Y con ella baja y se besa para
asegurar los fondos. Otras solo flotan remolonamente por las mitades, algunas
rien con las olas de la superficie y unas hay que nunca alli bajan. Eslabones
somos. Encadenados estamos, el ancla con nuestros espiritus sujetamos atada una
parte al fondo de nuestros corazones, clavadas sus palas como gárfios de acero,
o como miel que se nos derrite entre los dedos de la pasión. Fuertes una veces,
delicadas avecillas y espuma unidos somos.

Únense los eslabones allá escondidos debajo de las olas, a la vista de todos
pero ocultos como al relampaguear de los reflejos de la luz del sol en las
ondonadas y los retozos del agua nos apenas ocultan. Hay amor.

Allá por las praderas corren las ardillas juguetonas, entre los corales se
ocultan mientras lucen sus colores un miriada de sirenitas, rubias, ostras y
placeres. La brisa seductora nos roba el sufrimiento y deposita nuestras penas
ante el altar de las noches. Otras velas mas blancas tal vez tiene ese nuevo
velero....¡Oh, mas viejo y duradero aquél es! ¿Es más fuerte la conservación de
ese viejo eslabón herrumbroso que el partir a otras rutas de aventuradas
conquistas...? Anclas por los rincones de los puertos y debajo de los arrecifes
hay muchas mas aun, pero mi ancla es perfecta, mis eslabones de acero mis noches
de luna llena y las gardenias perfumadas por ti son.

Hoy regresé a mi puerto, a mi niñéz a mis viejas anclas, a mi ancla preferida,
al arrullo de tu voz. No se por que puerto andaba. No se hacia que puerto voy.
No, no lo sé Yo solo se que te amo. Que anclado a tu puerto estoy.


DonGilberto

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