TU NUEVO AMANECER
a las fuentes del odio y la venganza a beber;
chilla a las aves y al viento
y corre por entre las malezas sin sentido,
sin oriente, sin saber.
El rencor es tu sino.
Mas, yo te pregunto, ¿por qué?,
¿No son acaso más frágiles tus sentimientos
que los blancos copos de la nieve
y más variados sus coloridos
que las alas de las mariposas?
Vamos, mujer;
que la brisa al soplar tus cabellos te embellece
y la blancura de la niebla te hace de fondo para el retrato.
Pretendes que no amas y sufres por falta de amor;
cantas tus cuitas y reclamas castigos
a quienes te aman al tiempo que lloras
en el silencio de tus noches solitarias
tu cadena de abandono.
¿Qué, es que acaso piensas que al herir a quien te ama,
llenas algún rincón silente de los mares?
Despierta, mujer, que esas lágrimas que humedecen mi pecho,
de tus ojos nacieron.
Mira al espejo. Mírate bien.
Eres bella, eres noble y eres joven aún…
El odio envenena el alma,
la venganza es solo de cobardes
y el rencor recarga los sentidos del que lo siente,
que no del odiado.
Ven aquí, siéntate un minuto y mira a la distancia.
Bebe. Bebe de esa copa que he sentado ahí, para tu deleite.
Bebe de ella. Bebe y mira al mar.
No, no tienes que hablarme si no quieres,
solo descansa.
Mañana llega una sola vez, espéralo tranquila.
Mi barco estará lejos, el ancla me la llevo,
el puerto que me dió amuellaje quedará en tus labios
y las penas que ahora me cuentas, las contarás al otro
y un nuevo amanecer de traer ha, un nuevo marino.
Ni odio, ni recuerdos ajenos le interesarán,
solo tus caricias a precio convenido y las anclas a levar.
Si el traidor que te ha herido vive en tus angustias,
échalo por la borda, suelta lo pesado,
bebe de esa copa y piensa en el amor.
Y si es que contra los hombres quieres de algo vengarte,
de nuevo te digo:
Toma mi alma,
desgarra mis quimeras,
hiere mis sentidos,
clávame el puñal!
Luego regresa aquí,
bebe de mi copa,
mira a las distancias,
contempla las nubes,
tal vez te visite una esperanza
o en sirena junto al mar te conviertas.
Disfruta entonces satisfecha de las horas,
ama sin condena,
entrega una vez tu orgullo a la corriente
y dile a quien te mire,
“Soy mujer y amor”.
Ahora brindemos por ti
por tu nuevo amanecer,
por tu “libertad”
Y también brindemos por que te conocí
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