10 dic 2010

¿QUE SABEN ELLOS DE AMOR?




¿QUÉ SABEN ELLOS DE AMOR?

Por
Gilberto Rodríguez
¿Quién sabe lo que llevo dentro? ¿Qué le importa a nadie cuanto estoy sufriendo? ¿Qué puede saber nadie cuanto amor hay para ella depositado en mi corazón? ¿Ni que puede entender nadie que se pueda vivir con un amor como el nuestro, que no permite vivir ni juntos ni separados? Ya es muy tarde no dijimos; el rencor tomó su asiento en primera fila, los placeres cayendo por la borda al mar y en la misma boca donde hubieron ayer besos de profunda duración y hondas pasiones hoy se anidan las aves del oscuro mal. ¡Dios cuanto sufro por ella; cuanto le amo! Pero los celos son malos consejeros, los pequeños desengaños que traen frases a veces sueltas, a veces simples e inocuas mientras más profundo es el sentimiento de amor más hirientes sus sonidos nos hacen. ¿Qué quieres, Señor de mí? No puedo en mi vida tener sosiego en mi alma. Comer es un sacrificio, dormir no puedo
Todos notan que ando raro, y nadie me conoce, me lo dicen por doquier, debe verse en mi rostro. La tensión me mata, las entrañas se me destrozan, el orgullo está gravemente herido, la fe y la capacidad para creer en sus palabras se perdió pero el sentimiento más profundo no es de celos si no de haber tenido que perderla porque somos tan testarudos los dos. Ninguno cede. Ella es dominante y siempre controló a los hombres, yo soy sutil, pero gobierno yo; no hay término medio en ninguno. A principio nos dábamos todo, pero eso de pronto se cambió. Una simple ocultación una pérdida de lealtad, unas ideas por ella equivocadas de la vida, unos conceptos confundidos por los años, una amistas que ella no entiende ni quiere admitir que es un fallido y viejo amor
Pobre y maldito mal de amores de este.
Dios, ¿Dónde te escondes a esta hora?
Arrastra mi corazón largas cadenas. Volver a ella es imposible; vivir sin ella ya me mata, y sin fe desesperado me rebelo contra mi suerte negra y más gitana que las sombras de infierno mismo hecho de fuego. ¡Dios cuanto la amo!
¿Qué me importa si del cielo me expulsan por pecados? ¿Qué me importa si yo encuentro otros mil besos? No son los de ella no son iguales, no se parecen. Me matan, me roban, me torturan y los busco porque no tengo paz dentro del alma. No sé si estoy matando mis adentros solo sé que me muero por buscarla. Solo sé que la perdí y nunca vuelve. El odio esta vez llenó su copa, tan amante de Dios como decía. El celo es mal consejero, las heridos provocan maldiciones y la cicatrices quedan hacen muy difícil ya el regreso. Y si regresar pudiéramos bien sé que ella en ningún punto cederá y la ronda ha de empezar pronto y mas fuerte.
Los dos sufrimos, lo sé. Los dos estamos dando cada uno su fachada de alegres existencias y silencio; esta vez cerramos toda puerta por no vernos pero así, poquito a poco y paso a paso a la escondida nos buscamos.
Ella no vuelve nunca, yo no vuelvo jamás pero Señor, dime tu ahora, ¿Cómo vivo sin sus besos, sin sus risas, sin sus explosiones de amor y de tristeza acompañados de gruñidos?
Se me desgajan las ramas de árbol de mi vida, y se me caen las lágrimas ya sin ningún pudor, pero Dios mátame pronto si quieres, sin ella ya no se vivir. Y no puedo tampoco irla buscar. Estrecho callejón sufre mi vida; no puedo vivir, ni morir puedo.
Amo a esa mujer más que a luz que me permite mirar los horizontes
Sé que se muere por mí, pero su orgullo y su soberbia son muy fuertes, yo un poco más flexible soy, pero precisamente la fortitud de estos, nuestros caracteres que nos unen y admiramos es nuestro propio asesino sin consciencia. No se pensar ahora; como el perro que trata de acostarse vueltas y más vueltas doy alrededor del mismo rinconcito. Y que estrecho cada día más es.
Quiero escribir nuestra novela, la que nos prometimos en momentos de alegría y placer que haríamos con nuestro amor. Iba a ser simple, una balsa de aceite hasta serena
Pero que importa si es novela, si es tragedia, -tragedia ya en sí esto es-, lo mismo si es azúcar, como una maldición ya dulce no es
Ninguno de los dos con este amor puede vivir
Ninguno de los dos podemos vivir sin él
. Me falta la respiración. El agua se me hace difícil de tragar. Lloro por dentro..Unos errores mentales que hacen daño a nuestro amor que ella se niega de plano a comprender..La amo más que al aire que respiro, la amo más que lo mucho que las aves aman el monte.. A no lo será, no o puede ser, tal vez sea esto lo que el cielo nos reserva todavía, una novela de trágicos amores que nunca puedan llegar a su fin. Una novela de episodios como a veces nos presentan un sinfín.. No lo es, no lo es ni tampoco puede ser..
Solo yo sé cuanto he sufrido
Cuanto estoy sufriendo
Cuanto más sufriré
¿..?

2 comentarios:

  1. Brujo loco te amo, perdona lo escribi mal en tu nombre. Te Amooooooooooooooooooooooooooooooooo

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