27 dic 2010

TU ERES UNA MENTIRA



Pena es que todo en tu vida es una mentira; pena es que te pasas la vida gritando contra la mentira, llamándome mentiroso y mintiéndome en todo. Es raro que me digas una verdad, al tiempo que clamas a gritos que odias las mentira, que no mientes nunca, que todo en tu vida es la más absoluta verdad.  ¡Sálvenos Dios! ….pena que solo tú puedes creerte y no quieres ver que los demás si lo ven, si lo saben, pero que una especie de complejo de soledad y de sentir miedo al rechazo te llevan a la creación constante de un ambiente de falsas aceptaciones de amistades y amantes que a la larga resultan ficticios porque en realidad todo lo que tú buscas es que te acepten, que te digan que te aman, que eres especial aun que por ello tengas que pagar con dinero, joyas, honor  y prestigio.
Pero ya es demasiado tarde en la vida para cambiar….  Pena me das, porque de veras te amo.    
Pena es que no sabes mentir ni cuando quieres hacerlo; pena porque la cólera momentánea te ciega los sentidos, y pena por que en ciertos corazones no caben el odio ni el rencor, ni la envidia ni la maldad. Solo la gracia de Dios y las virtudes que la fe nos regala. Y el tuyo es uno de esos. Pena, si, es lo que alberga mi corazón por lo que sufres, por lo que sufro yo por ti, por lo que sufrimos por tu terca tergiversación de valores.

Muy difícil es  de comprender como una mujer poseedora de tantas virtudes, bondades, talentos y fe en dios, así como cultura y experiencia en las lides de la vida social, humana y de amores, pueda por su decidida terquedad sacrificarse y sacrificar mi vida y un amor tan puro como obsesivo, por conservar un falso concepto de amistad tergiversada y la lealtad a un ajeno. Nunca podré entender yo que una persona sacrifique lo que más ha amado en su vida, su existencia, la existencia de quien realmente le ama y toda su felicidad hasta el punto de descender aquí al insulto, que considero muy por debajo de ella,  y luego creer que las culpas de su dolor no son las suyas.

Una palabra. Una sola palabra tuya era el precio de nuestras felicidades eternas...

Has llenado tus deliciosos labios de truenos y centellas, has dedicado poemas al rencor, has martirizado tu alma y le has mentido inmisericorde a tu propio corazón.
Ha dios juraste amarme eternamente, a mi junto a dios. pero te reservaste el más importante rincón de tu alma para la mentira, para el engaño, para mantener esos equivocados valores llevas atravesados al mundo por una docena de años y que no comprendes que es un amor frustrado, o que si lo entiendes pero no puedes aceptar que un  hombre te deje de adorar. Tu mente, tu egoísmo te exige que los hombres de adoren como a una diosa y sean todos los que a tus pies vengan. Tuerces así  los valores éticos y lo has hecho toda tu vida, solo que nunca te encontraste a un hombre como yo.  Y ese fue tu gran error.

Yo quise elevarte al cielo;  quise arrancarte de esos errores y dedicarte a amarme como me prometías una docena de veces cada día, y ser felices limpiamente los dos, pero secretamente tu no podías dejar la cadena atada a tus pies que por tanto tiempo y a tan alto precio arrastrabas. Y tenías por eso que inventarme unos amores que yo no tenía porque dedique mi vida por entero a ti.  Te convertí en mi mundo y les cerré todas las puertas a los demás. Pero la obsesión que nos cegaba convirtió mi vida en un  infierno y tu lo querías todo de mi, per eres incapaz de soltar esa cadena que cuelga de ti.

Hablas de tu odio a la mentira a cada instante, y me has mentido mil veces, y todo por conservar una simple mentira que cargada por trece años en tu mente ya sonaba como verdad.

Pero a mí no, a tus propias esas amistades que tú tanto quieres y que realmente detestan tu cadena y tú lo sabes, pero quieres vivir en la fantasía de que eres la diosa de los hombres.

Eres bella, buena, inteligentísima, extraordinariamente generosa, das la vida por los demás sin pensar que es sacrificio, la diste por mí a cada instante, pero no fuiste capaz de serme totalmente fiel.  y francamente no creo que eres capaz de ser fiel a ningún hombre, por sé bien que ninguno has amado como a mí.  Pero te crees la reina de la colmena y nunca nadie se atrevió a darte una lección.

Ya te la di. ¿Me insultas? ¿Me odias?  ¿Me ofendes?  Todo te lo perdono  porque sé que tu corazón ha amor, es solo tu terca cabeza que anida mucha soberbia.  Y porque tanto amor que me diste merece que te mime en lugar de usar tus propios odios y responderte con el mal.

Y el castigo en tus propios hechos lo están viendo aquellos a donde te arrimaste ahora, se te ha olvidado el pasado que es y ha sido con esas mismas personas, estas chillándome por tu honra y tu honor, y le estás mostrando al mundo que me estabas m mintiendo que seguías y ahora de nuevo públicamente lo haces, lo que yo sospechaba y me negabas de plano.
Ódiame más, no importa. Yo solo siento dolor y pena por ti, no por mí, ya mis heridas no cicatrizarán
Jamás,  pero al menos ya no puedes abrirme una más.

Te amé, te amo y te amaré, pero siento el dolor más profundo por tu fracaso, por tu tozudez, que por mi propio amor herido.

Tú, disfruta los placeres de unos videos más. Tal vez allá en otro mundo, después de muerta, aprendas algo de lo que yo te quise enseñar

1 comentario:

  1. así mismo me han mentido a mi y hoy llevo el corazón desgarrado de dolor

    ResponderEliminar